sábado, 25 de octubre de 2008

Los efectos positivos de la crisis

Siempre se ha dicho que no hay mal que cien años dure ni mal que por bien no venga. Lo que llamamos crisis económica no es más que el amargo despertar de un sueño en el que todo el mundo podía ganar dinero con sólo proponérselo, mientras que otros podían ganar muchísimo dinero. Pero no importaba porque las migajas llegaban para todos. Y el resultado es que muchos han creído que podían vivir por encima de sus posibilidades.

Pero en Economía no es posible el crecimiento ilimitado, y esta situación se tenía que torcer algún día. Y ese día ya ha llegado.

En esa época muchos alumnos abandonaron las aulas a una edad demasiado temprana, atraídos por el dinero más o menos fácil, que podían conseguir en la construcción, la hostelería o el comercio, sobre todo en las zonas costeras. Pero algunas noticias de prensa indican que se empieza a producir el fenómeno contrario, gracias a la tan traída y llevada crisis.

Posiblemente haya llegado el momento de que se recuperen los valores que habían pasado a un segundo plano ante la posibilidad de ganar dinero de manera casi inmediata. Ahora podemos reflexionar sobre si era tan necesario disponer de una moto a los 16 años, de un coche nuevo, Seat León negro a ser posible, a los 18 y una casa en propiedad a los 20, como muy tarde.

Esperemos que si esos jóvenes vuelven a las aulas lo hagan concienciados de la necesidad de tener una buena formación y no como mero entretenimiento mientras vuelven los buenos tiempos. Y es que la educación es una inversión a largo plazo, pero una inversión rentable. Y un buen colchón para los tiempos de crisis.


http://www.elpais.com/articulo/sociedad/abandono/escolar/pasa/factura/elpepisoc/20081004elpepisoc_1/Tes

http://www.laverdad.es/murcia/20081020/region/crisis-empuja-jovenes-volver-20081020.html

http://www.laopiniondemurcia.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008101900_2_131530__Comunidad-crisis-economica-obliga-jovenes-murcianos-regresar-aulas


domingo, 12 de octubre de 2008

No los dejes solos

Un viejo anuncio decía, refiriéndose a los animales de compañía, algo así como "No los abandones, ellos no lo harían".

Algo parecido se podría parafrasear para referirse a los niños en edad escolar. No los dejes solos.

Nada más comenzar el curso la prensa trae los datos del "fracaso escolar" correspondientes a cursos anteriores. Pero ¿qué es el fracaso escolar? En realidad es un cuádruple fracaso social, escolar, familiar y personal.

Fracasa la sociedad, que invierte una respetable cantidad de recursos económicos en la Educación. Fracasa la escuela y los profesionales que trabajan en ella, que dedican unos esfuerzos que no se ven recompensados. Pero también es un fracaso de la familia y del propio individuo.

No hay "culpables". Los recursos podrían ser mayores, los profesionales podrían estar mejor formados y motivados, pero también la implicación de las familias podría ser mayor.

No los dejes solos. Aprender, educar, no sólo es problema de la sociedad, de la escuela y de los niños. Los padres tienen su función de la que no deben escaparse con las excusas de que "yo es que no se" o "no tengo tiempo".

Si no sabes tienes una magnífica oportunidad de aprender con ellos, de completar tu formación. Puede que no puedas explicarles cosas pero puede que sí y, sobre todo, crearás el hábito, la costumbre de estudiar. Y la alegría de aprender cosas nuevas.

Si no tienes tiempo, búscalo. Seguro que dedicas tiempo a cosas que no son imprescindibles, y puede que haya llegado el momento de plantearse la vida de otra forma. Si no puedes durante la semana, puedes el fin de semana, y si no puedes tú, busca alguien que lo haga. ¿Por qué no juntar varios niños para estudiar, lo mismo que lo hacen para jugar, al cuidado de algún adulto?

Ve al colegio o al instituto, pide cita con el tutor o la tutora. Entérate de qué hace en clase, de lo que no hace. No esperes a que las notas sean un desastre. Que tu hijo o tu hija compruebe que piensas que el estudiar es importante y que tú le das esa importancia.

Y sobre todo, da ejemplo. Tu hijo va a aprender más de lo que hagas que de lo que le digas. ¿De qué sirve que digas "¡niño estudia!" si instantes después desprecias el conocimiento o alabas el éxito de quien no ha estudiado?

La frase "mira Fulanito, que no ha estudiado y qué bien le va, ya tiene su coche y su casa" hace más daño que cualquier otra, sobre todo si los niños son algo mayores. Puede que sea verdad, pero también lo es que, probablemente, sea un botarate que es incapaz de decir dos palabras seguidas sin cometer alguna incorrección.

La Educación es la mejor vacuna contra las crisis. Vacúnalos mientras sea posible. No los dejes solos.

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/educacion/suspende/elpepisoc/20081005elpepisoc_3/Tes

http://www.laopiniondemalaga.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008100500_2_209267__Malaga-tercio-alumnos-catea-mayoria-asignaturas

domingo, 25 de mayo de 2008

La huelga insólita


El derecho a la huelga es un derecho constitucional. Nadie lo pone en duda. La palabra huelga trae imágenes de obreros y campesinos en lucha por la jornada de ocho horas, por el descanso semanal. Los mineros de Iquique o los de Riotinto el "año de los tiros".
La semana pasada tuvo lugar otra huelga, pero esta fue de otro carácter. Una huelga contra algo que no es obligatorio ni nadie ha dicho que lo sea. Una huelga en la que algunos de los convocantes (léase los interinos) están en contra porque no pueden participar en aquello contra lo que protestan. O sea, que no están en contra. Y el detonante es la mal llamada orden de incentivos.
No sé si ha habido muchos participantes o pocos, porque en esto nunca se sabe. Pero por pocos que hayan sido son demasiados si consideramos que atacan no tanto a la Administración educativa como a sus propios compañeros que no participan de sus creencias. Y digo creencias y no opiniones, porque se basan en la fe y no en ninguna argumentación racional, que se sepa, sino en tergiversaciones, exageraciones, medias verdades y manipulaciones varias.
Pero como todos somos mayorcitos y se supone que tenemos alguna formación no hay que acusar a nadie en concreto de esas manipulaciones. Llegado el momento nadie es manipulado si no se deja manipular, y parece que hay miembros del colectivo del profesorado, no sé si muchos o pocos, que están ansiosos por dejarse manipular.
Y la mentira comienza cuando se contabilizan como contrarios a la norma todos los profesores de los centros donde la misma no ha sido aprobada, con independencia de que esta no haya salido adelante a pesar de ser mayoritaria la opinión favorable, aunque no haya llegado a los dos tercios.
Y la mentira continúa cuando el día anterior a la convocatoria se había aireado, y la prensa se ha hecho eco sin el más mínimo contraste, que la huelga iba a afectar a más de "1 millón de alumnos", cuando se ha comprobado a la hora de la verdad que eran la mitad de la mitad de la mitad.
Esto se llama mentira y manipulación y está radicalmente en contra del rigor intelectual del que alardean algunos sectores del profesorado. Rigor intelectual y profesionalidad que me permito poner en duda, visto lo visto. Y es que la solidez argumentativa e intelectual no basta con afirmarla, sino que hay que demostrarla.
Y es que una huelga se puede comprender si es contra una imposición injusta o por lo menos que alguien considere que lo es, pero nunca contra algo que es opcional. En este caso no es una huelga, es un despropósito.
Es un error pensar que todas las huelgas son necesariamente justas y progresistas. No hay más que acordarse de la huelga de camioneros en Chile, que propició entre otras acciones el golpe de Estado contra Allende. Y no hay más que ver que los medios que alientan esta protesta son los de la derecha y los de la extrema derecha.
Dime con quién andas…

lunes, 19 de mayo de 2008

Los dineros de la Educación

Hace algunos días apareció en la prensa local una información cuyos titulares eran los habituales de "Andalucía a la cola de…". En este caso se trataba del gasto por escolar. De nuevo aparece que la inversión por cada puesto escolar en Andalucía es la más baja de España, junto con Murcia.

Sin embargo, estas informaciones no han generado el acostumbrado debate, pese a su gravedad, y han pasado más bien desapercibidas al contrario de lo que ocurrió con el informe PISA. Pero esas dos noticias están íntimamente relacionadas. Es lógico que una inversión menor esté correlacionada con unos resultados peores, y además esto ahora se puede cuantificar.

La solución trivial parece sencilla: aumentemos el gasto educativo. Pero unas simples cuentas indican que eso no es tan fácil. Si consideramos que en Andalucía hay alrededor de 1.500.000 alumnos en la enseñanza no universitaria, si incrementamos por ejemplo en 1.000 euros la inversión por puesto escolar para equipararnos a la media española, harían falta 1.500 millones de euros, y además cada año, teniendo en cuenta que esta cantidad es anual.

Si no nos dejamos llevar por el fácil "Piove, porco Governo!", habría que preguntarse si la sociedad andaluza está dispuesta a afrontar este sacrificio económico o si está dispuesta a detraer estos presupuestos de otras partidas, en el marco además de una tendencia general de desaceleración económica. ¿Estarían dispuestos los andaluces a que se incrementara la presión impositiva? ¿Realmente considera la sociedad andaluza la Educación como una inversión y no como un gasto?

Quizás por esto la noticia no ha tenido la trascendencia que merecía. Hay una responsabilidad colectiva que no se puede focalizar exclusivamente ni en el gobierno andaluz, ni en el profesorado. Y decir esto no resulta popular.

Precisamente uno de los problemas que dificultaron la implantación de la LOGSE fue haberse realizado en una época de crisis económica que no permitió dedicar los recursos públicos necesarios a la Educación. Y ahora si la crisis se alarga en el tiempo se podría volver a repetir la historia.

Otro de los datos que llaman la atención es que la enseñanza privada no es más barata, como se ha aireado repetidamente. Si es verdad que la inversión por puesto escolar es menor, si descontamos el coste de las infraestructuras escolares, que estos últimos años ha sido muy elevado, la diferencia no es tan grande.

Lo que es evidente es que los profesores debemos extender nuestra labor pedagógica más allá de las aulas para convencer a la sociedad que la Educación es importante, más allá de frases retóricas. Y dar a conocer la labor que se realiza en las aulas, que rara vez trasciende. Y eso no se consigue, evidentemente, con eternos debates sobre si la Administración nos quiere o no, si los alumnos saben o no, si quieren aprender o no, o si son galgos o podencos.

http://www.laopiniondemalaga.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2008051200_6_178923__Andalucia-Andalucia-cola-gasto-publico-educacion

http://www.diariosur.es/20080512/andalucia/gasto-alumno-escuela-publica-20080512.html

http://www.malagahoy.es/article/andalucia/126828/gasto/por/alumno/la/publica/andalucia/es/mas/bajo/espana.html



lunes, 12 de mayo de 2008

Miente, que algo queda

La primavera, a la vez que las flores y el buen tiempo, trae en Andalucía el proceso de escolarización. Y, como siempre, la misma retahíla de padres que hacen lo indecible para que sus tiernos retoños obtengan una plaza escolar en un centro concertado. O sea, un colegio privado pero pagado con dinero público.

Hasta ahí no hay mucho que objetar, porque cada cual puede decidir para sus hijos lo que estime conveniente y siempre que lo ampare el Derecho. Otra cosa es que sea con mejor o peor información y con mejor o peor fortuna. Lo que no se puede admitir es la mentira, la tergiversación o la desinformación interesada.

Esto es aún más grave si tenemos en cuenta que estos colegios acostumbran a ser religiosos, católicos en concreto. Uno cree recordar que esta colectividad era bastante sensible al concepto de pecado, y que entre estos se encontraba precisamente la mentira. Aunque puedo estar equivocado.

La mentira empieza al intentar conseguir todo tipo de documentación para justificar puntos para alcanzar la ansiada plaza. Lo mismo da alegar vivir donde no se vive o enfermedades inexistentes. Todo sea por el fin que, al parecer, justifica los medios. También se habla de que existen falsos divorcios al otorgar también puntos pertenecer a una familia monoparental. Aunque esto último no me lo creo, porque más bien puede ocurrir que haya parejas que lo que estén esperando sea una excusa para separarse y ésta les viene muy bien. En todo caso ¿el divorcio no era pecado también?

Uno podría pensar que estos colegios son una especie de paraíso pedagógico. Deben serlo, puesto que se admite sin problemas que las aulas estén masificadas y que la relación profesor/alumno sea muy superior a lo que sería razonable. Y que, si se considera necesario, se aumente aún más el número de alumnos por aula sin ningún problema.

Lo que no se entiende tan bien es que, habiendo en la misma zona colegios públicos con plazas escolares libres la Administración educativa concierte unidades en los privados. Tampoco se entiende muy bien la insistencia de los padres en matricular a sus hijos en colegios masificados. Un aula con 10 o 15 alumnos es simplemente un lujo.

Puede ser, por supuesto, falta de información comprensible en personas lógicamente ajenas al mundo educativo. Pero los límites se sobrepasan si para prestigiar lo propio hay que desprestigiar lo ajeno. O si se miente descaradamente, cosa que quien se dice representante de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos no debería hacer.

Es un hecho que la mayoría de los centros educativos públicos ofrecen servicios equiparables, si no superiores, a los privados. Y la pretendida superioridad de la calidad de la enseñanza en los centros privados todavía estoy esperando que alguien demuestre en qué consiste.



Información en Málaga Hoy

jueves, 1 de mayo de 2008

Juez y parte

La Justicia es uno de los pilares del Estado. Como tal, su buen funcionamiento es esencial para la vida de un país. Sin embargo, en España parece que hay algo que no marcha demasiado bien. Es cierto que nuestro sistema democrático es relativamente joven. Y el sistema judicial, aunque evidentemente era anterior, sólo adquirió legitimidad con la llegada de la democracia, por lo que también participa de alguna forma de esa juventud.

Las decisiones judiciales deberían ser incontrovertibles no porque no se pudieran recurrir, por supuesto, ni por su capacidad coercitiva, sino por su autoridad moral. Porque deberían atender sólo a consideraciones jurídicas con independencia de otro tipos de influencias. Pero hay muchos detalles que inducen a pensar que no siempre es así. A veces – no sabemos cuántas – las resoluciones judiciales se pierden en una maraña de incompetencia administrativa. Otras veces son las convicciones políticas o religiosas las que prevalecen sobre las puramente legales.

La tan cacareada independencia del poder judicial no debe entenderse sólo respecto del resto de los poderes del Estado sino también de los condicionantes políticos, morales y religiosos. Esto no quiere decir que los jueces no tengan sus propias opiniones, como todo hijo de vecino, acerca de estos temas, pero estas no deber ser tenidas en cuenta a la hora de dictar sentencia. Ahí estriba la profesionalidad del juez. Es evidente que esto último no ha ocurrido en la sentencia de marras.

Es especialmente flagrante que haya tenido lugar en Andalucía donde las urnas han dado la espalda sistemáticamente a estos planteamientos integristas y ni siquiera el Partido Popular destaca por su beligerancia en este tema. Pero todo vale con tal de imponer los criterios minoritarios dentro de la minoría, o sea, doblemente minoritarios, y si es necesario utilizar la Justicia para ello, pues se utiliza porque el fin justifica los medios.

El respeto a las minorías nunca debe considerarse como que éstas impongan sus criterios a la mayoría. Todo esto es tan absurdo como si los musulmanes se opusieran a que se trataran en los libros de texto los derivados del cerdo, por ser un animal impuro. Pero está claro que el integrismo no sólo se adorna con chador y largas barbas.

La aberración de la sentencia llega a anular parte de la asignatura a instancias de los que el mismo tribunal había previamente eximido de cursar. Por tanto, no sólo impide que sean impartidos estos contenidos a los que "objetan" de ellos, sino a todo el alumnado.

Tampoco es válido el argumento de que la EPC es obligatoria mientras que la religión es optativa. Uno puede decidir si practica o pertenece a una determinada religión – o no – pero no puede decidir si vive en una sociedad o no. Salvo que se quiera ir a una isla desierta. Vivir en sociedad significa aceptar las normas por las que se rige.

Todo esto sin entrar en el fondo de la sentencia, que como se puede apreciar, no puede ser más irrelevante ni afectar más ínfimamente a los contenidos tan ferozmente puestos en cuestión.

Por cierto ¿cómo queda para estos ultraliberales defensores de la neutralidad del Estado la presencia de las religiones, en especial de la católica, dentro de las escuelas y sufragada con fondos públicos? En esto no debe ser neutral para ellos. Una neutralidad a la carta.

Cuando existe una duda razonable más que fundamentada en que la independencia de un magistrado se encuentra afectada, lo lógico hubiera sido recusarlo. Con esto nos hubiéramos ahorrado el penoso espectáculo de ver cómo una sentencia judicial estaba dictada directamente desde la doctrina del Opus Dei. Y de ver arrastrada la credibilidad de la justicia por el suelo. Una vez más.

miércoles, 30 de abril de 2008

Más de lo mismo

Uno siempre se cree que ha agotado su capacidad de sorpresa pero cuando menos se lo espera sale alguien que lo saca de su error. Ahora vuelve el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía a la carga contra la Educación para la Ciudadanía.

Pasado el primer momento de perplejidad, compruebo que la sentencia no es más que un punto más de esa farsa, un tanto ridícula, que está representando un sector de la derecha conservadora y un sector – igualmente conservador – de la judicatura, que sería divertida si no estuvieran en juego dos conceptos serios e importantes: la Educación y la Justicia.

Lo primero que se observa es que la sentencia está avalada por tres jueces de un total de cinco. De ellos uno es, precisamente, el que avaló el derecho de unos padres a "objetar" de la asignatura. Y otros dos jueces discrepan totalmente de la misma hasta el punto de formular un voto particular.

Después, la sentencia no anula los contenidos de la asignatura sino tres aspectos parciales de la misma. En concreto, se enreda en una confusa disquisición sobre la discriminación por razones "de sexo", "de género" o de "orientación sexual". No queda claro, afortunadamente, si la escuela debe enseñar a discriminar por alguna de esas razones o por todas.

Tampoco entienden los firmantes que "la educación ha de atender al respeto de las diversas opciones vitales". Lógicamente entienden que hay algunas opciones que merecen respeto – las suyas – y otras que no. Para justificar esto, aceptan la tesis de los recurrentes de que "los padres tenemos derecho a educar a nuestros hijos en la concepción de la sexualidad que resulte confirme a nuestras convicciones, sin perjuicio de educarlos en el respeto a otras orientaciones sexuales". Lo que no había sido objeto de discusión en ningún momento. A no ser que ese concepto de educación consista en negar la evidencia y enseñar que no existen los homosexuales. Y si existen, tirarles piedras.

Por último no les gusta la frase "dado que la construcción de la identidad es una tarea compleja es necesario que la contribución de la escuela a ese proceso de construcción huya de la simplificación y de los enfoques esencialistas, para asumir, una perspectiva compleja y crítica". Por tanto, parece, lo que debe hacer la escuela es simplificar y aceptar, sin más, la concepción tradicional de la familia.

En definitiva, se trata de la última, por ahora, pataleta de ese conservadurismo más social que político que entiende como agresión la mera existencia de gentes distintas a ellos. Como una amenaza que las personas organicen su vida de otra forma. Y pretenden que sus hijos sean como niños burbuja que ignoren todo esto, y que, desde pequeños, desprecien lo que desconocen. Vano esfuerzo, por otra parte, porque serán homosexuales – o no – independientemente de las convicciones de sus padres.

La sentencia rezuma ideología liberal-conservadora afirmando la presunta "neutralidad" del Estado. Vamos a ver, el Estado, los poderes públicos, tienen la obligación de intervenir en los casos de discriminación por cualquier motivo y de sensibilizar contra ellos a la sociedad desde la escuela. El Estado tiene la OBLIGACIÓN de salvaguardar los derechos de las minorías. Si no lo hiciera constituiría una dejación de su responsabilidad. Los que sí deben ser independientes, que no neutrales, son los jueces. Pero esto al parecer no es posible.

¿Y cómo queda, jurídicamente, el hecho de que los jueces acepten una demanda de aquellos a los que previamente han reconocido el derecho a no cursar la asignatura? ¿Quiénes son ahora los que imponen sus propias y minoritarias convicciones a la mayoría que no ha objetado?

Texto de la sentencia

Voto particular

martes, 22 de abril de 2008

La peligrosa fractura

La Orden que pretendía regular la calidad y la mejora de los rendimientos escolares en los centros docentes públicos andaluces ha servido, entre otras cosas, para desatar una tremenda verborrea en la que no siempre se ha tenido en cuenta la realidad de esos mismos centros docentes.

Una de las perversidades que se le han atribuido es sembrar la "división" en el seno de los claustros de profesores. El que haya leído esto fuera del ámbito docente habrá pensado que los claustros son entidades monolíticas en las que la diferencia de opinión acerca de este tema ha establecido una peligrosa fractura.

En realidad los claustros de profesores son tan uniformes como cualquier otra colectividad humana, una Comunidad de Propietarios, por ejemplo. O sea, nada. Los intereses, opiniones e ideologías del profesorado son tan diversas como en cualquier otro grupo de personas y por tanto nada externo va a aumentar esa diversidad, ni la va a enconar.

Lo que sí es cierto es que hay un cierto sector del profesorado que gusta definirse a sí mismo como "profesional", en contraposición con otro al que consideran "ideologizado". Esto supone una doble inexactitud por presuponer por una parte que no disponen de ninguna ideología y por negar por otra la profesionalidad al otro sector.

Lo primero no es cierto porque, como todo el mundo sabe, nadie carece de ideología, y si así fuera sería preocupante. Otra cosa es que esta ideología sea de un signo o de otro, lo cual es absolutamente respetable, por supuesto. En todos los casos.

Lo segundo tampoco, puesto que esa profesionalidad está presente en todos los sectores y sensibilidades. La profesionalidad – o su ausencia – está uniformemente repartida. La ideología no está reñida en modo alguno con el ejercicio profesional, como con ningún otro aspecto de la vida.

Por cierto, que esa variedad también está presente entre los detractores de la medida, dentro de los cuales se encuentran desde interinos hasta asociaciones presuntamente profesionales – independientes de derechas, por supuesto - pasando por ácratas más o menos declarados. Curiosa mezcla sin duda.

jueves, 17 de abril de 2008

Peces Barba y la EPC

Gregorio Peces Barba es catedrático de Filosofía del Derecho. Yo no. Sin embargo, el artículo publicado en el diario El País el pasado 7 de abril defiende unas tesis en absoluto concordantes con las que expuse en mi artículo del 5 de marzo.

Lo cual, lejos de congratularme por mis conocimientos jurídicos, que son nulos, me lleva a preocuparme por la endeblez de los argumentos exhibidos por la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía que avalaba el "derecho" de unos padres a "objetar" de la asignatura de Educación para la Ciudadanía.

Si todo un catedrático de enorme prestigio en la materia, y yo, que no sé nada de ella, y sin más herramienta que la lógica, hemos llegado a parecidas conclusiones será porque algo de razón debemos tener. Por tanto ¿Cuáles son los motivos que han llevado a un magistrado a fallar en un sentido que, con toda probabilidad, será anulado en el Tribunal Supremo?

Puesto que no tengo ningún motivo para dudar de la valía profesional del magistrado, de la cual no tengo ninguna referencia, solo queda pensar que sean otro tipo de interferencias las que hayan logrado nublar su buen juicio.

Y precisamente esto es lo preocupante, porque si un acto ejecutado por un magistrado va contra el espíritu y la letra de la Constitución, además de contra la lógica, y al mismo tiempo hay una gran probabilidad de que sea revocado después de recurrido, hay que pensar que se ha dejado llevar por otro tipo de condicionantes a los que el acto jurídico debía ser ajeno. O por otras intenciones, que también debían ser ajenas a la Justicia.

Por lo pronto la sentencia ha conseguido dar aire a los que estaban buscando sabotear la asignatura, no tanto por ésta en sí, que les importa un bledo, sino por torpedear la labor del Gobierno. Claro que los resultados de las elecciones no les han dejado mucho margen de maniobra. Y si de alguna manera el proceso electoral formaba parte de la operación no puede decirse que la estratagema haya estado coronada por el éxito.

El Estado, como expresión de la voluntad mayoritaria de la sociedad, es el único que tiene la potestad de establecer los contenidos que conforman la formación de los ciudadanos. Estos podrán estar de acuerdo, o no, y por supuesto tienen perfecto derecho a discrepar. Pero eso no les exime de la obligación de conocer.

Ahora sólo queda esperar que el Tribunal Supremo deje las cosas en su sitio. Y, cuanto antes, mejor para todos.

domingo, 13 de abril de 2008

La Educación como artículo de consumo

La sociedad de la abundancia parece que lleva aparejado el que todo se convierta en artículo de consumo. Ese consumo no está ligado con la necesidad sino con una serie de consideraciones totalmente ajenas a si las cosas hacen falta o no. Y la Educación no es ajena a esto.

Es como la moda de comprar coches 4x4. Son coches que sirven para circular por terrenos irregulares, pero la mayor parte de la gente que los adquiere no ha transitado en su vida por caminos sin asfaltar, ni tiene la más mínima intención de hacerlo. Supongo que pensarán que son mejores que un utilitario común pero ¿qué es "mejor"? Consumen más, hace falta más material para construirlos, contaminan más, ocupan más espacio, son más caros y no son más seguros.

Entonces ¿dónde está la ventaja? No se me ocurre nada más que a la gente le gusta sentirse superior si se sienta por encima de los otros conductores. Magro beneficio, sin duda. O por ganas de aparentar. O para exhibir un cierto estatus social. Claro que al entendido en el tema seguro que le parecerá ridículo usar ese tipo de vehículos para llevar los niños al cole, por ejemplo.

En Educación pasa algo parecido cuando mucha gente da por supuesto que los colegios privados son mejores que los públicos. Parto de la base de que todos los padres, por supuesto, queremos lo mejor para nuestros hijos. Pero ¿qué es "lo mejor"?

La formación del profesorado es idéntica, porque todos los profesores hemos pasado exactamente por las mismas universidades. El sistema de acceso del profesorado, en la enseñanza pública será justo o injusto, pero es igual para todos y sobre todo es transparente. La motivación del profesorado de la privada la desconozco, pero es conocido que trabajan más horas y su lucha por la homologación salarial. O lo que es lo mismo, que cobran menos. ¿Las instalaciones? Hay colegios privados con buenas instalaciones y otros que no tanto, y lo mismo pasa en los públicos.

Podría pensarse en razones confesionales, absolutamente respetables por otra parte, pero no parece que ni en la vida pública ni en la privada lo confesional esté particularmente en alza. Entonces ¿dónde está la diferencia?

La diferencia es que los colegios privados ejercen, ante la pasividad de las administraciones, la selección del alumnado, por procedimientos sutiles "no se le dan bien los idiomas" (sic) o por otros no tan sutiles como las aportaciones "voluntarias" al AMPA o a las actividades extraescolares y demás QUE TODO EL MUNDO PAGA SIN RECHISTAR. Todo esto es sabido, pero ¿quién denuncia?

La diferencia estriba en que los colegios privados sirven para perpetuar los prejuicios de clase. Lo cual es muy respetable siempre que no sea gratis, o mejor dicho, que no lo paguemos entre todos. Al final, la educación se compra como el todo terreno. Solo que subvencionada.

Yo no confiaría mucho en un cirujano que derivara hacia otro los casos "difíciles". A los buenos cirujanos precisamente les gustan los casos complejos. Por tanto, yo no confiaría mucho en un colegio que derivara a otro los alumnos "complicados" o simplemente "distintos". Por cierto que todos nosotros, y nuestros hijos, podemos llegar a ser distintos en un momento determinado.

Volviendo al ejemplo de la sanidad, la privada está muy bien cuando uno está resfriado y no tiene que guardar cola, pero cuando alguien tiene una enfermedad grave de verdad hace lo posible para que lo traten en un hospital público.

Los conciertos educativos se crearon de forma totalmente subsidiaria en una época en que la enseñanza pública no podía atender toda la demanda de escolarización y como tal habría que seguir entendiéndolos. Pero siempre EN IGUALDAD DE CONDICIONES. Y cualquier discriminación probada, como las que existen, debe acarrear LA INMEDIATA RESCISIÓN DEL CONCIERTO. Sólo así jugaremos todos al mismo juego, con las mismas reglas. Pero todos sabemos que esto no es así y que la generosa política de conciertos no entiende demasiado de colores políticos. Y que nadie le va a poner el cascabel al gato.

Además, el convencimiento de los padres que llevan sus hijos a este tipo de centros no debe ser muy grande, porque, como el bachillerato por ahora no está concertado, sube significativamente el número de alumnos que abandonan los colegios privados para matricularse en los públicos. ¿Qué pasa, que ya no es tan importante si tenemos que pagar?

No quiero decir con esto que no deba existir la enseñanza privada. Quien decida pagar por la educación de sus hijos está en su perfecto derecho pero lo que no es admisible es que los "caprichos" educativos sean sufragados con el dinero de todos.

Mención aparte merecen los compañeros que trabajan en la enseñanza pública y tienen a sus hijos en colegios concertados. ¿Qué opinarías de un mecánico que al preguntarle que cuando se le avería el coche dónde lo lleva dijera "yo, al taller de enfrente, porque el taller donde trabajo es muy malo"?


lunes, 7 de abril de 2008

Hablar de oídas

Siempre he pensado que la Educación y la Medicina tienen muchas cosas en común. Una de ellas es que son disciplinas tan fáciles que todo el mundo sabe mucho de ellas. No hay mas que comentarle a alguien alguna dolencia para que te obsequie con un completo diagnóstico acompañado de su correspondiente tratamiento farmacológico, dosis incluidas.

En Educación pasa lo mismo y cualquiera, sin la más mínima relación con la docencia, tiene muy claro lo que hay que hacer en el aula. Los profesionales echamos en falta tanta claridad de ideas, que ya nos gustaría, porque el número de las dudas y los interrogantes que nos planteamos excede con mucho al de las respuestas. A lo mejor es que la lejanía aclara las ideas. Lo de los árboles y el bosque, vamos.

El penúltimo, porque seguro que habrá más, en expresar su opinión acerca de los males que aquejan al sistema educativo es Arturo Pérez-Reverte, prolífico escritor y conocido periodista y exreportero de guerra. Y despotricador de por libre en horas de asueto. El caso es que este personaje, cuya única relación conocida con el mundo educativo tras su paso por la Universidad – como alumno – es alguna que otra conferencia que imparta en los centros docentes, ha tomado vela en el entierro de la Orden que desarrolla el programa de calidad de los centros docentes en Andalucía.

Supongo que los responsables de la Consejería de Educación estarán exultantes, porque rara vez el BOJA ha tenido tanta repercusión. Estoy convencido de que se habrán agotado los ejemplares del número en el que apareció la Orden y se irán vendiendo por ahí en Internet a precios exorbitantes. O a lo mejor es que nadie se la ha leído.

El caso es que tras una sarta de exabruptos e insultos varios, que no voy a contestar porque el que se pica será porque come ajos y yo no lo hago, da en incidir sobre la teoría del soborno y el implícito reconocimiento de la "culpa" de los profesores sobre el fracaso escolar si aceptan los incentivos.

Está claro que la imagen de un profesional que realiza su trabajo y, encima, le pagan por ello es poco novelesca. Como la de la minoría que impone sus criterios a la mayoría. Es mucho mejor la de los pobres maestros que defienden su dignidad mancillada cual el Cid tras la afrenta de Corpes. O la de resistentes numantinos defendiéndose de la invasión de la inmisericorde administración. O como nuevos habitantes de Madrid levantándose contra la modernidad y muriendo por la vuelta del absolutismo. Lástima que éstas últimas no se ajusten a la verdad, pero ¡son tan bonitas!

Es cierto que en los últimos años se han sepultado los centros educativos bajo un manto de palabrería psicopedagógica que más que para resolver problemas ha servido para desenfocarlos. Pero lo que es innegable es que el sistema educativo tenía que cambiar, porque ahora es, con todas sus carencias, contradicciones y defectos, lo que antes no era: UNIVERSAL. Y más que tiene que cambiar todavía.

Desde mi humilde blog me permito recomendarle al señor Pérez Reverte o bien que cambie de amistades, o mejor, que haga nuevos amigos. Esto, además de suponerle una experiencia gratificante le servirá para tener una perspectiva más amplia que seguro enriquecerá sus artículos.

Mientras tanto lo mejor es que siga escribiendo entretenidas novelas sobre el siglo XVII y el XIX, porque, salvo leves destellos, la Historia del siglo XX español está bajo una enorme losa gris, una de cuyas manifestaciones, la escuela autoritaria, parece que echa tanto de menos.

El artículo en cuestión


sábado, 5 de abril de 2008

A vueltas con PISA

El informe PISA fue calurosamente acogido hace algunos meses por los detractores del actual sistema educativo, que aprovecharon para entonar las habituales jeremiadas sobre la LOGSE, la LODE, los socialistas y sobre que, en definitiva, cualquier tiempo pasado fue mejor.

Es cierto que los titulares periodísticos del estilo "España suspende en Educación", "España a la cola de Europa en Educación" y otros por el estilo no han ayudado mucho en el análisis del informe, al contenido del cual por otra parte no demasiada gente le ha prestado atención.

Ha pasado ya el suficiente tiempo como para poder analizar los resultados con la suficiente perspectiva. PISA no tiene nada que ver con la ciudad italiana sino que es el acrónimo del Programme for International Student Assessment (Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos), de la OCDE. Este estudio se inició a fines de los años 90 como un estudio comparativo, internacional y periódico del rendimiento educativo de los alumnos de 15 años, a partir de la evaluación de ciertas competencias consideradas clave, como son la competencia lectora, la matemática y la científica.

No se trata de medir conocimientos sino competencias, o sea hasta qué punto los alumnos son capaces de usar los conocimientos y destrezas que han aprendido y practicado en la escuela cuando se ven ante situaciones, muchas veces nuevas para ellos, en los que esos conocimientos pueden resultar relevantes.

La lista de países participantes es larga, y entre los cuales hay países de la Unión Europea, otros europeos que pertenecen a la OCDE y otros del norte de África, América y Asia. En España han participado las comunidades autónomas de Andalucía, Aragón, Asturias, Cantabria, Castilla y León, Cataluña, Galicia, La Rioja, Navarra y País Vasco. Las demás, no. O lo que es lo mismo, que no se han arriesgado.

La primera objeción que se puede hacer es que las pruebas son homogéneas y se han aplicado a alumnos de sistemas educativos heterogéneos. Esto por una parte es inevitable, si queremos obtener resultados comparables, y por otra hay que resaltar que no se trata de preguntas sobre conocimientos concretos.

Si vamos a los resultados, España está en la zona media baja, con 480 puntos en Matemáticas, 461 en comprensión lectora y 488 en Ciencias, cuando las puntuaciones máximas son 549 (Taipei), 556 (Corea) y 563 (Finlandia) y las mínimas 311, 285 y 322 respectivamente de Kirguistán. No es para tirar cohetes, pero tampoco es un desastre absoluto como algunos pretenden hacer ver.

Pero si tenemos en cuenta el nivel socioeconómico del alumnado, nos encontramos con las siguientes sorpresas:

1.- Los alumnos españoles que pertenecen a familias con los índices sociales, económicos y culturales más bajos obtienen mejores resultados que los de sus homólogos de la OCDE.

2.- Si todos los países y regiones participantes en la muestra tuvieran un índice social, económico y cultural similar, España y todas las comunidades autónomas mejorarían su puntuación.

Por otra parte, el informe demuestra cuantitativamente que el entorno cultural de los alumnos es el factor más influyente en los resultados, puesto que las puntuaciones de los alumnos cuyos padres no han finalizado los estudios obligatorios son 85 puntos inferiores a las de aquellos cuyos padres tienen estudios universitarios. Esta diferencia se eleva a 135 puntos entre los alumnos españoles en cuyos hogares hay de 0 a 10 libros y aquellos en los que hay más de 500, y el 7% del alumnado matriculado en los centros españoles ha nacido fuera de España y su puntuación es 55 puntos inferior a la de sus compañeros nativos.

Estos resultados desmontan la teoría del desastre: nuestro sistema educativo es inclusivo, no excluyente como añoran algunos, y pese a eso los resultados no son particularmente malos. Otra falacia que desmiente es la pretendida superioridad de los centros privados, puesto que si bien la diferencia de resultados medios de España por tipo de centros favorece a los privados en 38 puntos, pero si se restan los efectos del índice social, económico y cultural sobre los resultados de sus respectivos alumnos, las diferencias entre unos centros y otros no son estadísticamente significativas.

Esto quiere decir que nuestro sistema educativo, aunque evidentemente mejorable, cumple aceptablemente su función. Este nivel educativo así evaluado se corresponde significativamente con el del país. Un sistema excluyente posiblemente mejoraría los resultados de la población escolarizada a costa de empeorar el nivel educativo de los no escolarizados con lo que el balance global sería significativamente peor, además de más injusto.

Informe PISA

viernes, 28 de marzo de 2008

De sobornos y otras zarandajas

La palabra soborno está de moda en estos días entre los furibundos opositores a la Orden que pretende regular el Programa de calidad y mejora de los rendimientos escolares en los centros docentes públicos. Una forma como otra cualquiera de descalificar la medida y por ende de descalificar a aquellos que cometen el pecado nefando de estar a favor.

Supongo que, al estar en contra de la orden, también lo estarán del apartado que les permite, aun siendo minoría, impedir que aquellos que sí están dispuestos a implicarse más en la vida de los centros para mejorar los resultados escolares, y por tanto trabajar por la calidad de la enseñanza, puedan hacerlo. Porque, al ser necesaria la mayoría de los dos tercios del claustro una minoría de votos puede conseguir que el centro no se acoja a la medida. Por tanto es posible, y de hecho está sucediendo, que la medida sea rechazada por uno o dos votos que no hacen falta para alcanzar la mayoría, que ya existe, sino que son los necesarios para la mayoría cualificada de esos dos tercios.

De esta manera la minoría se constituye en una auténtica "minoría de bloqueo" que hace que no sólo ellos sean los que no participan en el proceso sino que impiden que los demás, tan ilusos o engañados como estén, lo hagan. ¿No sería más lógico dejar que se estrellaran, si tan malo es el programa?.

Claro que si el problema son los incentivos – el soborno, según ellos – siempre existiría la posibilidad de renunciar al complemento realizando las mismas labores. Pero no parece que esa sea su intención.

Los objetivos que pretende la Orden son:

a) Mejora de los rendimientos educativos del alumnado.

b) Contribución al éxito escolar de su alumnado, en función de sus capacidades, intereses y expectativas

c) Mejora del funcionamiento del centro y del grado de satisfacción de las familias con el mismo.

d) Fomento de procesos y proyectos de innovación e investigación educativa.

e) Fomento del trabajo cooperativo del profesorado y de las buenas prácticas docentes.

f) Profundizar en la autonomía de los centros docentes.

Cierto que los resultados reflejados en el informe PISA no son todo lo satisfactorios que deberían ser, pero las conclusiones no se deben tomar alegremente y sobre todo no pueden ser independientes de todos los condicionantes que rodean el hecho educativo. Pero esto será mejor tratarlo aparte.

Por tanto no creo que maquillar esos malos resultados sea la intención de los responsables de la Consejería de Educación. Siendo tan fácil y tan barato lo lógico es que hubieran puesto en marcha todo esto antes y se hubieran evitado muchos problemas.

Llama la atención todo el ruido mediático que se está produciendo alrededor de esta medida, que al fin y al cabo se refiere al funcionamiento interno de los centros y en principio no se podría esperar que tuviera tanto eco social. Pero si tenemos en cuenta que los opositores están abanderados por un colaborador habitual de un medio de comunicación con una cierta tendencia a airear teorías conspiratorias que los hechos contumazmente se empeñan en desmentir se puede entender algo mejor.

Deducir de todo esto que lo que se pretende es culpabilizar al profesorado del fracaso escolar es dar un triple salto mortal sin red. O excusatio non petita. (Acusatio manifesta se continuaba antiguamente).

lunes, 24 de marzo de 2008

Segunda vuelta

El sistema electoral español no tiene segunda vuelta. Tiene su propio sistema para machacar minorías, que es la regla D'Hont y el sistema de circunscripciones. De todas formas el sistema proporcional puro también da problemas, como en Italia. Pero ese no es el objeto de este artículo.

En Andalucía parece que hay personas que echan de menos esa segunda vuelta, y han escogido como banco de pruebas los sufridos centros educativos públicos, que ya bastante tenían con lo suyo. Aprovechando presuntos agravios reales o imaginarios han aprovechado la Orden que desarrolla en Plan de Calidad y mejora de los rendimientos escolares para dar patadas en espinillas equivocadas. Las propias espinillas, en concreto.

Siempre se ha criticado, y con razón, que el esfuerzo que supone poner en marcha, gestionar y dar clase en un centro TIC, o bilingüe u organizar una biblioteca escolar no estuviera remunerado ni bien ni mal. Y estamos hablando entre otras cosas de formación fuera del horario laboral, de cambios importantes en la manera de trabajar, de un esfuerzo adicional en definitiva.

Algo que desde fuera del ámbito educativo resulta impensable ¿cómo puede ser que alguien se meta en semejantes berenjenales sin obligación y sin que le paguen más? Nadie lo entiende. Bien es verdad que la "retribución" viene dada por las mal llamadas "reducciones horarias", pero esa es otra historia que merece capítulo aparte.

Al contrario que otros planes propuestos por la Consejería de Educación a los centros educativos, el Plan de Calidad sí incluye incentivos económicos para el profesorado que lo ponga en práctica. Se podría pensar que la Consejería de Educación ha aprendido de antiguos errores, lo cual sería de agradecer, pero la acogida no parece ser la esperada. El profesorado vota hasta el día 31 pero el clima en el que se desarrollan las votaciones, quizás contagiado del que ha habido en las recientes elecciones, no es el más adecuado. La Consejería, evidentemente, se ha equivocado al escoger las fechas.

Pero se trata de desdramatizar. No hay que olvidar que se trata de una convocatoria anual y seguro que el curso próximo cambiarán las cosas y muchos de los que ahora votan "no" invertirán el sentido de su voto. Y si no, al tiempo.

Quizás sea necesario redefinir el papel del profesorado en esta sociedad pero este no es el momento ni el método ni la ocasión.

lunes, 17 de marzo de 2008

La EPC en inglés

Uno siempre ha pensado que la derecha era ley y orden. Mano dura con los delincuentes y esas cosas, siempre claro que no se trate delitos económicos. Porque la evasión de capitales y las trampas para evadir impuestos no son delitos, son lógicas reacciones ante un Estado depredador. Supongo.

El caso es que la Comunidad Valenciana, gobernada como se sabe por el PP, ha decidido impartir la Educación para la Ciudadanía en inglés. O sea, que cumple la ley con fraude de ley. Con burla de ley. Las leyes están para cumplirlas o para recurrirlas, y un partido con pretensiones de gobierno en España y que de hecho gobierna en varias autonomías no debería permitirse bromas con la Educación, que es algo bastante más serio que todas estas cosas. También, siendo de derechas como son, deberían de mostrar algo de más respeto con la ley.

Cosas como esta demuestran que la asignatura es necesaria, aunque para algunos parece que llega algo tarde.

A esta derecha parece que lo de la Ciudadanía le suena a chino. Que al fin y al cabo también es un idioma.

http://www.elpais.com/articulo/opinion/Ciudadania/ingles/elpepiopi/20080316elpepiopi_2/Tes

http://www.publico.es/agencias/EFE/1174

Al parecer, la cosa va en serio:

http://www.lasprovincias.es/valencia/20080318/valenciana/consell-decidira-dias-alternativa-20080318.html

jueves, 13 de marzo de 2008

Tras la tempestad no viene la calma

Era de esperar que tras la tormenta de las elecciones se impusiera una época de calma en las escuelas, pero en Andalucía no ha sido así. Ahora la trifulca viene a cuento del Plan de Calidad y Mejora de los rendimientos escolares. Este plan forma parte del desarrollo de la Ley de Educación de Andalucía y está pactado con las centrales sindicales mayoritarias en el sector: CC.OO, UGT, ANPE y CSI-CSIF, de variada ideología por cierto.

Este plan se desarrolla mediante una orden de la Consejería de Educación, como no podía ser de otra manera, y exige que, para que un centro se acoja al plan se solicite por una mayoría de los dos tercios del claustro de profesores. Hasta aquí nada que llame particularmente la atención.

Lo que sí llama la atención son los argumentos utilizados en contra del Plan por una asociación profesional, no precisamente mayoritaria, que incluyen medias verdades, mentiras completas y manipulaciones varias.

La orden, por supuesto, no es perfecta. Se podría cuestionar su oportunidad, y sobre todo las prisas por ponerla en marcha, que, como se sabe, no son buenas consejeras. También se puede criticar que la evaluación del Plan, por lo menos al principio, recaiga sobre los directores de los centros educativos, con lo que pueda suponer de discrecionalidad por parte de estos. Pero esto no debe ser suficiente para descalificar globalmente el plan.

Pero habría que precisar algunos aspectos que parece que se están olvidando en el debate.

1º Se trata de un plan VOLUNTARIO para los centros y para los profesores. Si un profesor no quiere participar aunque su centro sí lo haga no pasa nada. Renuncia al incentivo económico y listo.

2º La convocatoria es anual. Si un año no hay mayoría suficiente, al año siguiente puede haberla.

3º En ningún sitio se dice que se trate de mejorar los RESULTADOS sino de mejorar los RENDIMIENTOS escolares. Confundir ambos términos es peligroso.

4º Se ha propalado el bulo de que los liberados sindicales ya están cobrando el incentivo económico. Esto no sólo es MENTIRA sino que de ser cierto sería DELITO DE PREVARICACIÓN y MALVERSACIÓN DE FONDOS PÚBLICOS, al no estar sustentado en ninguna norma, y habría que DENUNCIARLO DIRECTAMENTE EN EL JUZGADO. Cosa que por supuesto, hasta ahora, NADIE HA HECHO.

5º Los claustros no han votado contra ninguna orden, puesto que las órdenes no se votan. Se aplican o se recurren. Los centros, soberanamente, han decidido participar, o no, en un Plan.

De todo lo que he visto y oído no he deducido en modo alguno que haya imposición, y mucho menos menosprecio hacia los profesionales. Al contrario. Supongo que en muchas empresas privadas los empleados estarían encantados si les preguntaran si querían participar en un programa de incentivos o no.

Si todo esto es así ¿por qué tanto ruido?

En otro artículo intentaré explicarlo.

Mientras tanto en los enlaces de más abajo hay suficiente información para hacerse una idea cabal del estado de la cuestión:

Documentos para el debate:

http://www.fe.ccoo.es/andalucia/docupdf.aspx?d=4280&s=

http://www.aso-apia.org/docapia.php?doc=2819

http://www.diariosur.es/prensa/20080313/opinion/euros-obligatorios-20080313.html (Mención especial al último párrafo)

http://www.juntadeandalucia.es/educacion/nav/contenido.jsp?pag=/Contenidos/OEE/evaluacion/NotaInformativaProgramCalidad&vismenu=0,0,1,1,1,1,0,0,0

http://www.juntadeandalucia.es/educacion/nav/contenido.jsp?pag=/Contenidos/RRHH/Notas_informativas/notainformativa&vismenu=0,0,1,1,1,1,0,0,0

http://www.juntadeandalucia.es/educacion/nav/contenido.jsp?pag=/Contenidos/OEE/evaluacion/Orden_Incentivos&vismenu=0,0,1,1,1,1,0,0,0



viernes, 7 de marzo de 2008

El horror

Ha vuelto el horror. Lo han traído. Mientras millones de personas sopesan argumentos, toman decisiones racionales y se preparan para expresar sus opiniones democráticamente llegan dos individuos y ponen encima de la mesa el único argumento que son capaces de articular. La muerte. El dolor de los demás.

¿Qué retorcida argumentación lleva a pensar que alguien tiene el derecho a decidir la muerte de otro, contra toda lógica, contra toda humanidad? ¿Cuándo se da el salto de pensar en "nosotros" y "ellos" a determinar que hay que eliminarlos físicamente? ¿De verdad hay alguna idea que merezca la vida de alguien?

Han matado a alguien normal y corriente. Podríamos haber sido cualquiera de nosotros porque el muerto daba igual. Era un blanco fácil. Lo que importaba es el impacto que iba a tener esa muerte.

Lo peor es que es inútil. Todos sabemos, menos quizás los asesinos, que este dolor es inútil. Que esta muerte, como no lo han hecho las anteriores ni lo harán las que desgraciadamente vengan no va a acercar ni lo más mínimo éste o aquél logro político. La reivindicación se convierte automáticamente en ilegítima cuando está manchada de sangre. La sangre de los demás, la sangre fácil.

Y si los asesinos son incomprensibles, qué pensar de los que no rechazan íntimamente la violencia, los que piensan que es un método válido, los que no están asqueados por ella. Los que piensan que es un héroe el que mata de tres tiros por la espalda a alguien desarmado y desprotegido.

Y no son ni uno ni dos, ni diez. Son más de 100.000. Los que prefieren mirar para otro lado. Los que prefieren pensar que, aunque es una desgracia, es inevitable para conseguir sus objetivos. Si los asesinatos eran selectivos, siempre se podían excusar en el "algo habrán hecho" o "eran guardias civiles". Pero ¿Y ahora? ¿Qué argumentos se darán a sí mismos?

¿Y cómo evitar que esta maldad se perpetúe en el tiempo, en los hijos y las viudas de los asesinados? ¿Cómo sanarán esas heridas? Volveremos una vez más a expresar nuestro rechazo. Pero con el convencimiento de que habrá más. De que podemos ser cualquiera, porque alguien decida en algún momento que nuestra muerte es necesaria. ¿Con qué derecho?

El sinsentido de esta muerte está claro. Influir en el resultado de las elecciones. Y es precisamente esto lo que no debemos dejar que ocurra. Los asesinos no pueden decidir por nosotros, ni pueden obligarnos a cambiar el sentido de nuestro voto. Si lo hacemos, ellos habrán ganado y por tanto nosotros habremos perdido.

jueves, 6 de marzo de 2008

Ahora sí se comprende

No se entendía muy bien la sentencia del TSJA sobre la Educación para la Ciudadanía. Pero este inicial desconcierto no ha tardado mucho tiempo en aclararse.

Si a alguien le quedaba alguna duda puede leer este instructivo artículo:

El padre promovió la objeción, el hijo la avaló en los tribunales en El País.

O este otro en Público:

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía copia al Foro de la Familia

Y si a alguien le quedan ganas se puede leer la sentencia:

Sentencia

¿Para qué perder más tiempo en hacer comentarios?

Incentivar resultados

Supongo que este título no será sugerente para las personas que trabajan en las empresas privadas, en las que los incentivos por resultados son más o menos habituales. Se dirán. ¿Y qué, si es lo más normal del mundo? El empresario determina unos objetivos concretos que tiene que alcanzar la empresa y si se consiguen se cobra, y si no pues no. La idea supongo será que los empleados se aplican con más ahínco a trabajar si tienen a la vista un incentivo económico o de otro tipo.

Pero cuando esta estrategia se aplica a los empleados públicos se desatan toda clase de reticencias. Que si se trata de cobrar dos veces por hacer lo mismo, que si se trata de incentivar por algo que ya se da por supuesto, que si se trata de mercantilizar el trabajo de los funcionarios…

Todas estas objeciones se elevan de grado cuando nos referimos a un tipo concreto de empleados públicos que son los docentes. Desde hace tiempo muchos hemos pensado que unos de los problemas que aquejaban a la profesión docente, entre otros, eran la falta de perspectivas de promoción y la falta de incentivos por los objetivos alcanzados, difíciles de evaluar por otra parte, así como una cierta falta de reconocimiento social.

Ahora la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía ha creado un programa voluntario al que se pueden acoger los centros docentes públicos de la comunidad para mejorar los rendimientos escolares que incluye incentivos económicos. Cualquiera podría pensar que la medida sería acogida calurosamente, pero eso no parece haber sido así.

En este caso la empresa, que sería la Consejería de Educación, establece unos objetivos, que son mejorar el rendimiento de los escolares, y si el colegio o el instituto lo consigue, los profesores cobran un incentivo económico y si no, pues no.

Para comprobar si se alcanzan o no los resultados se ha elaborado un baremo que parte de la situación inicial del centro, sea la que sea, y esa posición inicial es la que se trata de mejorar. Y es el propio centro partiendo de su realidad el que adquiere el compromiso de mejora. Por tanto no habrá dos centros iguales, los "buenos" mejorarán algunos aspectos y los "malos" otros distintos, sin pretensión de uniformidad alguna.

El planteamiento parece positivo a priori, sin entrar a discutir si algún aspecto debe prevalecer sobre otro o no. No parece que pretenda ser la panacea de los males de la educación, ni por supuesto puede sustituir al compromiso de la administración y por tanto de la sociedad de seguir invirtiendo en infraestructuras, disminución de la ratio y demás medidas que mejoren la calidad de la enseñanza.

Pero está claro que es necesario asegurarse la implicación de los profesionales en cualquier proceso de mejora y que el incentivo económico puede ser tan válido como otro cualquiera.

Parece ser que algunos creen que los docentes debemos movernos exclusivamente por motivos altruistas, algo así como los curas y de alguna manera los militares. Por la satisfacción por el deber cumplido. Y si bien que el dinero no lo es todo, no está mal aunque sólo sea como reconocimiento más o menos simbólico por la labor realizada.

Educación para la Ciudadanía

Desde hace algún tiempo hay montado mucho ruido - interesado - en torno a la asignatura de Educación para la Ciudadanía. Parece que por lo pronto ha servido para que algunos padres recuerden que la educación de sus hijos es también responsabilidad suya, con lo que, si sólo fuera por ello, ya podríamos dar por bien empleada la polémica.

Lo malo es que los, por llamarlos de alguna manera, argumentos empleados en contra no resisten el más mínimo análisis y se basan, en el mejor de los casos, en pre-juicios y desinformación.

Los contenidos de la asignatura son públicos y cualquiera que tenga un mínimo de interés los puede leer en http://www.mec.es/mecd/gabipren/documentos/files/ciudadania.pdf, donde además hay un enlace al BOE. Y esto es lo que hay, y lo demás son opiniones.

La sociedad, y el Estado que la representa en la democracia, tiene la OBLIGACIÓN de que los valores democráticos, que esos y no otros son los contenidos que se proponen, sean asumidos por todos, y qué mejor sitio que la escuela para que ello empiece a ser así.

¿Qué contenidos de la asignatura son los que ofenden con tal virulencia a estos objetores? "¿el reconocimiento de la dignidad de todas las personas?" ¿o tal vez "la asunción de las propias responsabilidades"? Debe ser entonces tratar el "respeto, tolerancia, solidaridad, justicia, igualdad, ayuda mutua, cooperación y cultura de la paz". O que "permite proporcionar elementos para identificar y rechazar situaciones de marginación, discriminación e injusticia social".

Si estas personas se oponen a que sus hijos sean educados en estos valores, será porque los suyos propios son los contrarios. Me da miedo pensar en cuáles deben ser.

Por supuesto que una democracia debe tolerar y amparar todos los pareceres y opiniones, incluso los antidemocráticos, aun teniendo por seguro que si la situación fuera distinta los antidemócratas no serían tan tolerantes. Pero la sociedad democrática no puede hacer dejación de funciones y debe intentar que los valores democráticos, que son los de la mayoría, sean por lo menos conocidos por la totalidad de la población.

La sociedad, y el Estado que es su representante tiene el derecho y el deber de establecer qué se enseña en las escuelas. Y la Constitución debe ser materia de estudio. Aunque se pueda estar en contra, no por eso se debe dejar de conocerla. Y es precisamente en esa invocada Constitución dode se afirma (artículo 27, apartado 2º): "la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales".

Es curioso que los que se dicen defensores de la Constitución cuando les interesa, luego presenten objeciones cuando se pretende que los valores constitucionales sean enseñados en las escuelas ¿en qué quedamos, estamos a favor o en contra de la Constitución?

Estamos ante la falsa dicotomía, parafraseando a Fernando Savater, Ciudadanos/Feligreses. La segunda condición, la de feligrés, es opcional. La primera, la de ciudadano, no.